El liderazgo estancado y el cortoplacismo condenan a las empresas al fracaso
El control autoritario, la falta de visión a largo plazo y la autocomplacencia son las principales causas del fracaso de muchos líderes empresariales. Según estudios recientes, los directivos que gestionan con rigidez y sin atender a los cambios del entorno terminan atrapados en una red de ineficiencias que debilitan a la empresa, dificultando la innovación y expulsando el talento.
- Los líderes autoritarios acaban rodeados de personas mediocres y evitan el cambio, lo que lleva a la organización a un estado de inmovilismo peligroso.
- El cortoplacismo, la fragmentación interna y la burocracia excesiva limitan la adaptación de la empresa a nuevos entornos y debilitan su competitividad.
- Directivos centrados en el poder a corto plazo crean entornos rígidos y controladores, generando rivalidades internas y desaliento innovador.
En el análisis de por qué fracasan los líderes empresariales, el profesor Xavier Ferràs relaciona los fallos estructurales de algunas empresas con los estudios de economistas como Daron Acemoglu y James Robinson sobre el éxito y el fracaso de las instituciones. Según estos expertos, tanto en los países como en las organizaciones, el éxito se sustenta en estructuras inclusivas y meritocráticas, mientras que las estructuras rígidas y extractivas llevan al colapso. Este análisis, que también se vincula con las teorías de Clayton Christensen sobre la innovación disruptiva, destaca los efectos del cortoplacismo en la gestión corporativa, donde el control inmediato prima sobre la inversión sostenible y la innovación.
Los líderes que ejercen un control excesivo suelen crear estructuras cerradas que reprimen la creatividad y limitan la adaptación. Estos entornos carecen de una visión a largo plazo, presionan a proveedores y empleados, externalizan operaciones y reemplazan empleos cualificados por trabajo precario, lo que debilita el capital social e intelectual de la empresa. A su vez, las prácticas internas como la fragmentación en silos, el incremento de la burocracia y la gestión orientada al control desembocan en rivalidades y aislamiento entre departamentos, dificultando la creación de una visión común. Ferràs afirma que las empresas gestionadas de esta forma avanzan “mirando por el retrovisor”, atrapadas en el éxito del pasado y sin motivación para asumir nuevos riesgos o responder a las exigencias de su entorno.
El estudio también destaca cómo la autocomplacencia y el afán de poder llevan a estos líderes a rodearse de personas sin iniciativa y talento, lo que fomenta un círculo de mediocridad. La incapacidad de retener a empleados innovadores, quienes huyen de directivos autocráticos y ambientes rígidos, deja a las empresas con equipos menos diversos y creativos. Esta falta de renovación y la tendencia a evitar transformaciones necesarias sitúan a la empresa en un camino de decadencia. Según Ferràs, los líderes fracasan porque evitan decisiones estratégicas y se enfocan en mejorar los resultados a corto plazo en lugar de fomentar un desarrollo sostenible y adaptativo.
En conclusión, el análisis subraya que los líderes se tornan vulnerables cuando priorizan el poder, el control y la autocomplacencia por encima de la evolución y la innovación. Aquellos que no alinean el ritmo de cambio de la organización con el del entorno, enfrentan el riesgo de ver su empresa colapsar.
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Resumen comentado, basado en la noticia original de Xavier Ferràs publicada en La Vanguardia el 10 de noviembre de 2024.
Puedes leer el artículo completo aquí:
https://www.lavanguardia.com/dinero/20241110/10090867/fracasan-lideres.html
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