Las redes sociales enfrentan crecientes regulaciones internacionales tras los casos recientes de Telegram y X, marcando el fin de la era de la impunidad digital.
La detención de Pável Dúrov, fundador de Telegram, y el cierre de X en Brasil son señales de una nueva era para las plataformas digitales. Estos acontecimientos demuestran que los gobiernos comienzan a exigir mayor responsabilidad a las redes sociales en la gestión de contenidos ilícitos, como la pedofilia y el discurso de odio.
El marco regulatorio está avanzando a nivel mundial. La Unión Europea, con leyes como la DSA y el Reglamento de Inteligencia Artificial, exige más transparencia a las plataformas, además de combatir la difusión de desinformación y contenidos dañinos. En Brasil, el cierre de X muestra cómo los gobiernos latinoamericanos buscan recuperar su soberanía digital, abriendo nuevas herramientas regulatorias. En Estados Unidos, las demandas contra redes sociales por sus efectos en la salud mental de los menores también están marcando una nueva etapa de control sobre las grandes tecnológicas.
La regulación ha dejado de ser opcional. Casos como el de Meta y TikTok son ejemplos de cómo se están tomando medidas concretas para proteger la privacidad y combatir los efectos nocivos de las redes. Paloma Llaneza y otros expertos apuntan a que la reacción a las grandes plataformas está lejos de terminar, y que 2024 puede ser un punto de inflexión en la regulación global de internet y las redes sociales.
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Este artículo es un resumen comentado basado en la noticia original publicada en El País el 8 de septiembre de 2024. Puedes leer el artículo completo aquí.
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