La ONU advierte que el control de la inteligencia artificial por un reducido grupo de multinacionales podría suponer riesgos globales. Para contrarrestarlo, ha propuesto siete medidas que buscan una gobernanza inclusiva de la IA y garantizar el respeto de los derechos humanos.
La ONU ha manifestado su creciente preocupación por la concentración del desarrollo de la inteligencia artificial (IA) en manos de pocas multinacionales. Durante un discurso, el secretario general, António Guterres, insistió en la necesidad de regular y democratizar el acceso a esta tecnología para evitar que sus impactos se impongan sin control sobre la mayoría de la población. Para ello, el High Level Advisory Body on Artificial Intelligence (HLAB-AI), un órgano consultivo de alto nivel, ha hecho públicas siete medidas clave para garantizar que la IA sea utilizada de manera inclusiva y beneficiosa para toda la humanidad.
El informe final del HLAB-AI, titulado Gobernar la IA para la humanidad, subraya que solo siete países—entre ellos Canadá, Francia, Alemania y Estados Unidos—participan en todas las iniciativas actuales, dejando a 118 países, principalmente del Sur Global, sin representación ni participación en el proceso. Este desbalance incrementa la vulnerabilidad de esas regiones ante los efectos de una IA no regulada.
Entre las propuestas presentadas por la ONU destacan la creación de un panel científico internacional, encargado de proporcionar asesoría imparcial sobre IA, y un diálogo político para fomentar la cooperación global entre estados, empresas tecnológicas y usuarios. Además, la creación de una agencia de la IA, dentro de la propia ONU, serviría para coordinar la implementación de estas medidas.
Algunas entidades del sector empresarial, como el Institute for Business Value de IBM, coinciden con la ONU en la urgencia de una regulación clara y transparente. De acuerdo con sus estudios, el 80% de los directivos considera que la transparencia en el uso de IA es crucial para mantener la confianza.
Con la IA avanzando rápidamente, surgen preguntas inevitables: ¿podrá la gobernanza internacional impedir que la tecnología se desarrolle en función de los intereses de unas pocas empresas o países, y lograr que realmente sea una herramienta inclusiva y beneficiosa para todos?
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Este artículo es un resumen comentado basado en la noticia original de Raúl Limón publicada en El País el 19 de septiembre de 2024. Puedes leer el artículo completo aquí.
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