Los peligros de las imperativas modas digitales

La arquitectura algorítmica de las redes sociales persigue fundamentalmente dos objetivos: el que estemos conectados ante la pantalla el mayor tiempo posible y el que nos volvamos a conectar el mayor número de veces por unidad de tiempo. Son las dos magnitudes combinadas que las plataformas de redes sociales monetizan y convierten en beneficios económicos de una magnitud nunca vista antes en la historia de la economía de los beneficios empresariales.

Las consiguen con magnitudes que dichas plataformas venden a los anunciantes en forma de métricas muy convincentes, la mayor parte de las veces inexactas, o directamente falsas. Sin embargo, aparentemente, sus efectos no crean rechazo en los conectados. Imagino que es, sobre todo, porque el mecanismo de la citada algorítmica es tan sutil que la manipulación a gran escala que provocan no es percibida por el usuario conectado de a pie.

La arquitectura algorítmica de las redes sociales persigue fundamentalmente dos objetivos: el que estemos conectados ante la pantalla el mayor tiempo posible y el que nos volvamos a conectar el mayor número de veces por unidad de tiempo. Son las dos magnitudes combinadas que las plataformas de redes sociales monetizan y convierten en beneficios económicos de una magnitud nunca vista antes en la historia de la economía de los beneficios empresariales.

Las consiguen con magnitudes que dichas plataformas venden a los anunciantes en forma de métricas muy convincentes, la mayor parte de las veces inexactas, o directamente falsas. Sin embargo, aparentemente, sus efectos no crean rechazo en los conectados. Imagino que es, sobre todo, porque el mecanismo de la citada algorítmica es tan sutil que la manipulación a gran escala que provocan no es percibida por el usuario conectado de a pie.

Es tan sutil su presión psicológica, como la de un ‘poder blando’. Quienes la reciben apenas la ‘sienten’, hasta que su acción provoca consecuencias de deterioro en la salud, estado de ánimo o desórdenes graves en su conducta, cosa que sucede a los usuarios más vulnerables y que no se detectan inmediatamente, sino con el tiempo. La dimensión de dicha presión es gigantesca porque los algoritmos que la generan son incansables ya que iteran día y noche sin descanso, personalizadamente, gracias a nuestros datos que previamente han recolectado sobre nuestros componentes emocionales siempre que estamos conectados con mecanismos que aplican los últimos avances de la neurociencia….

(Clip 300 palabras)
Lee la noticia completa original en INVERTIA / EL ESPAÑOL


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