Lo que Zuckerberg vende no es el metaverso / Enrique Dans

Mi columna en Invertia de esta semana se titula «El metaverso entre comillas» (pdf), y trata de poner de manifiesto que el lanzamiento de lo que Mark Zuckerberg denomina «metaverso»Horizon Worlds, en Francia y España (en inglés) no tiene nada que ver con lo que ese concepto tiene realmente detrás, y no es más que un videojuego con, además, unos gráficos que dejan bastante que desear.

No se trata de tener una plataforma y abrirla a desarrolladores, ni de convencer a compañías ignorantes con directivos que quieren hacerse los modernos para que adquieran dispositivos de realidad virtual. La estrategia de plataforma le funcionó a Zuckerberg en su momento cuando logró que Facebook se llenase de jueguecitos como el FarmVille o el Mafia Wars y que los usuarios multiplicasen el tiempo de permanencia en su red social, pero el metaverso, como tal, es otra cosa, y la treta de cambiar el nombre de su compañía a Meta no va a servirle para monopolizarlo.

El metaverso supone un agnosticismo en su desarrollo muy similar al que vivimos con la popularización del uso de internet: un conjunto de protocolos que permiten la descentralización de todo, desde la identidad hasta la actividad, pasando por la información generada, en cuyo contexto cualquier compañía podrá desarrollar la presencia y la actividad que desee, sin tener que firmar un acuerdo de términos de servicio ni con Zuckerberg, ni con nadie. Si alguna compañía quiere creer que «estar en el metaverso» es haber firmado un contrato con Meta para que te venda una parcela en Horizon Worlds, que no se preocupe: el tiempo y la realidad harán que se dé cuenta de su error.

Pensar que el metaverso es simplemente un conjunto de avatares moviéndose por un mundo virtual es no tener ni idea ya no de tecnología, sino de lo que se espera de ella en los próximos años: un cambio que permita replantear los equilibrios de fuerzas entre usuarios, empresas y gobiernos, una redefinición de internet basada en la criptografía y con unas consecuencias que ni siquiera alcanzamos a imaginar. El metaverso tiene como primeras características la descentralización, la transparencia y el código abierto, algo que una compañía como Meta nunca va a poder ofrecer, y sigue con cuestiones como el reparto del poder, el desarrollo de las reglas o el hardware necesario que, simplemente, no pueden estar, por definición, gestionados por una sola compañía.

Quienes quieran dejarse seducir por la propuesta de Meta, allá ellos, pero que no piensen que eso va a convertir mágicamente a sus empresas en «modernas» ni a ellos en profetas de la transformación digital. Si quieren pensar el cómo será la presencia de su compañía en la internet del futuro, más vale que vayan mirando en otros sitios……

(Recorte de prensa)
El original de esta noticia se ha publicado en ENRIQUE DANS


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