La última década ha supuesto un deterioro de la ya débil posición de España en la I+D
España tiene un déficit inversor que ha sido incapaz de corregir en las últimas décadas. La ayuda europea es una oportunidad clave para el país, pero la desperdiciará si no cambia algunas de sus tendencias de fondo
España se la juega con los fondos europeos para la reconstrucción. Para el país, no son solo una vía para estimular la recuperación, son también una oportunidad para empezar a superar el déficit inversor histórico que arrastra. Este es uno de los grandes problemas económicos del país, ya que ante la falta de I+D, el país vive de servicios de bajo valor añadido, competencia en precios y una gran precariedad laboral. Los malos datos de inversión de España son compartidos por el sector público y el privado. El resultado es que los indicadores de I+D del país son recurrentemente peores que los de los socios europeos, con independencia del sector analizado.
Lo que muestran estos datos es que los bajos niveles de inversión no son solo consecuencia de la ‘falta de dinero’, sino que existe una mala cultura de gestión de los recursos que se canalizan hacia las vías más sencillas (tradicionales) sin aspirar a grandes mejoras. Eso significa que los fondos europeos podrán estimular la inversión de forma temporal, pero el país necesita importantes avances para que esto fructifique en una cultura inversora, especialmente en el sector empresarial.