Un estudio de ‘Nature’ afirma que el universo puede ser un gigantesco ordenador cuántico

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature plantea una teoría fascinante: el universo podría ser un ordenador cuántico. Esta idea se distancia de la teoría popular que sugiere que la realidad es una simulación creada por una civilización alienígena avanzada. Según el estudio, los fundamentos de la computación cuántica podrían explicar el funcionamiento del universo mejor que las leyes de la física actuales. Además, esta teoría es comprobable, siempre y cuando se desarrollen las herramientas adecuadas para hacerlo.

Edward Fredkin, un pionero en el campo de la computación cuántica, fue uno de los primeros en proponer esta idea. Junto con su colega Tommaso Toffoli, Fredkin organizó el Simposio de Física de la Computación en el MIT en 1981, marcando el inicio de la era de los ordenadores cuánticos. Ambos científicos desarrollaron una idea sobre computación reversible, que dio lugar al nacimiento de los ordenadores cuánticos.

Fredkin propuso que el universo es una colección de bits computacionales que cambian de estado según un conjunto de reglas. Estas reglas, con el tiempo, pueden dar lugar a todas las estructuras complejas del universo, incluida la vida. Esta teoría es radicalmente diferente a la idea de que vivimos en una realidad simulada.

La teoría del universo como un ordenador cuántico es comprobable en el futuro, según el estudio. Para ello, el espacio y el tiempo deben estar formados por entidades discretas y cuantizadas. Seth Lloyd, ingeniero de mecánica cuántica del MIT, opina que esta teoría podría arrojar luz sobre algunos de los misterios del universo.

Aunque estas ideas son conceptos puramente teóricos en estos momentos, los avances en computación cuántica podrían permitir ponerlas a prueba en el futuro. En resumen, el estudio publicado en Nature abre una nueva ventana hacia la comprensión del universo, proponiendo que podría funcionar como un gigantesco ordenador cuántico.

*** Información extractada del artículo original publicado en El Confidencial ***

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