La mayoría de las personas tienen la creencia de que la productividad en su trabajo está directamente relacionada con el número de ventanas que tienen abiertas en la pantalla de su ordenador. Opinan que tener varios frentes abiertos e ir pasando de un asunto a otro no solo es posible mediante la técnica de la multitarea, sino que también es algo que consideran muy positivo. Sin embargo, ¿están en lo cierto? ¿Trabajar de esta manera realmente resulta más eficaz que hacerlo atendiendo un tema detrás de otro?
Este comportamiento, conocido como el «síndrome de las ventanas abiertas», ha tomado especial relevancia en los últimos meses debido a la elevada implantación del teletrabajo en España y en el mundo. Esta nueva forma de relación entre el trabajador y la empresa ha despertado múltiples polémicas, entre ellas, la que pone el foco en la productividad. En este sentido, según el estudio Resetting Normal: redefiniendo la nueva era del trabajo, elaborado por Adecco Group Institute en mayo de 2020, a lo largo de los últimos dieciocho meses se ha demostrado que el trabajo a distancia no conlleva una pérdida de productividad, pues el 85 % de la población trabajadora de España asegura que su rendimiento se ha mantenido igual o que incluso ha mejorado en este tiempo.
Cuantas más ventanas abiertas, ¿mejor?
El trabajo en remoto no es algo nuevo. Ya se venía utilizando en sectores muy concretos de nuestro tejido empresarial y en circunstancias también muy específicas. Ahora bien, el paso de la pandemia obligó a las empresas a tomar la decisión de «enviar» a sus empleados a casa e implantar el trabajo en remoto. De hecho, «lo que hemos tenido a lo largo de la pandemia ha sido una situación de emergencia y una respuesta de las empresas y los equipos para evitar el colapso de las compañías», apunta Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, quien asegura que «a lo largo de este periodo lo que hemos hecho ha sido trasladar el modelo de oficina a los domicilios particulares de los empleados, de forma que se han incrementado algunos aspectos negativos como la hiperconexión».
Para contextualizar el fenómeno con cifras y hacernos una idea de su profundidad, echamos mano del trabajo del Instituto Nacional de Estadística (INE). La institución asegura que el 49,7% de los establecimientos utilizó el teletrabajo durante el estado de alarma. Ahora bien, otra cosa distinta es la tendencia que está tomando este dato ahora que las cifras de la pandemia se están estabilizando. Y es que, según el experto, el verdadero teletrabajo empieza ahora.
Las valiosas bondades del teletrabajo
Durante la implantación «forzada» de esta forma de trabajar, según Fernández Jaria, muchas empresas tuvieron la oportunidad de descubrir algunos de los aspectos positivos que aporta el teletrabajo al clima psicosocial de las empresas. Algunos de los más significativos son:
- Aumento de la confianza en los equipos.
- Incremento del compromiso y la autorresponsabilidad.
- Atracción del talento al ofrecer unas condiciones de trabajo basadas en la flexibilidad.
- Reducción de costes.
- Disminución del impacto medioambiental de la compañía.
- Compartición de objetivos con los equipos.
- Mejora del clima laboral.
- Potencia el liderazgo colaborativo.
- Mejoras significativas en la productividad.
Multitarea, una falsa sensación de productividad
Uno de los aspectos más controvertidos del trabajo desde casa es si merma o incrementa la productividad del empleado. En este sentido, hay quienes creen que su implantación empeora los resultados, mientras que otros defienden justo lo contrario. Entre los argumentos que esgrimen los primeros encontramos el «síndrome de las ventanas abiertas», el cual consiste en el hábito de mantener decenas de ventanas de exploración abiertas en la pantalla del ordenador. De esta manera, saltamos de una tarea a otra sin llegar a centrarnos en ninguna de principio a fin. La cuestión es: ¿de este modo estamos atendiendo perfectamente varios frentes a la vez o, en realidad, los estamos descuidando? ¿Es una manera de multiplicar la atención o de perder capacidad de concentración? Fernández Jaria es claro y rotundo al respecto: «La multitarea nos hace ir más lentos e influye de forma negativa en la calidad y en la productividad». Y añade: «Nuestros objetivos se alejan cuando actuamos en multitarea, aumenta el cansancio y la carga mental (conjunto de requerimientos mentales, cognitivos o intelectuales a los que se ve sometido el trabajador a lo largo de su jornada laboral, es decir, nivel de actividad mental o de esfuerzo intelectual necesario para desarrollar el trabajo)».
Es más, los efectos negativos pueden afectar a los empleados cuando quien trabaja en «modo multitarea» es su jefe, ya que este interrumpe constantemente, dificulta la tarea a sus colaboradores y, en última instancia, les resta productividad.
A nuestro cerebro le encanta pasar de un estímulo a otro
A pesar de que trabajar de este modo produce estrés, cansancio e insatisfacción, lo cierto es que es un hábito tremendamente extendido. Así que la pregunta que inevitablemente surge es por qué la mayoría de las personas tienden a la multitarea. El experto en trabajo saludable y psicosociología laboral Manel Fernández Jaria señala dos razones fundamentales que explican este comportamiento: «la primera es porque la corteza prefrontal del cerebro (área donde planificamos, pensamos, ordenamos…) está programada para mostrar preferencia por las novedades. Cuando cambiamos de tarea recibimos una recompensa con dopamina. La búsqueda de…
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