Ni presencia en Facebook ni en Instagram. El futuro exitoso de todo negocio, y más tras la pandemia del Covid, pasa por adentrarse en el revolucionario mundo del metaverso y la «metaimagen» de marca. Así se palpa de un simple paseo de estos días por los pabellones del Mobile World Congress (MWC), que esta semana ha celebrado una edición en la que ha recuperado sus estampas prepandémicas de ajetreo de congresistas.

El propio John Hoffman, CEO de GSMA y sin duda la cara más conocida del certamen, remarcaba durante un debate en pleno congreso que los ciudadanos ya son «parte» del metaverso y animaba a todos los agentes implicados, desde empresas a instituciones y organizaciones o la población civil, a adentrarse en este mundo sobre el que queda mucho por explorar, siempre, eso sí, con «responsabilidad individual».

Lo que ha quedado claro con un simple paseo por el recinto ferial de L’Hospitalet es que el metaverso aspira a cambiar la forma de hacer negocios, de que unos trabajen y otros compren, y a que el mundo virtual altere de forma significativa el mundo terrenal con el alumbramiento de millones de avatares y en muchos casos la ayuda de gafas de realidad aumentada. Empresas como Telefónica, que estos días han presentado su responsable en este mundo, se han atrevido incluso a celebrar reuniones dentro del Mobile dentro de su metaverso y han anunciado convocatorias para ayudar a start-up’s especializadas en ello. Otro ejemplo: el Barça, que estuvo presente en una ponencia, avisó de que estaba preparando su espacio virtual.

Alisys mostraron en el MWC proyectos de teleoperaciones con el robot cuadrúpedo Spot desde el metaverso. Qualcomm, especializada en procesadores, está trabajando en dar respuesta a las necesidades de esta nueva realidad. Más ejemplos: la coreana SK Telecom aterrizó en el MWC con su nueva plataforma de metaverso..

Hasta aquí nuestras 300 palabras de avance.
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