El artículo de Via Empresa, escrito por Jordi Marin, experto en transformación digital e innovación, aborda el impacto de la inteligencia artificial (IA) en Cataluña desde diversas perspectivas. Marin destaca que la IA no es simplemente otra tecnología que se suma a las existentes, sino un fenómeno disruptivo que tiene el potencial de cambiar radicalmente nuestra realidad social y económica.

En Cataluña, se han desarrollado varias iniciativas tanto por parte de instituciones públicas como la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, como por parte de entidades privadas y centros de investigación. Sin embargo, el autor señala que el verdadero desafío radica en la gobernanza y coordinación de todas estas iniciativas.

Marin también aborda la velocidad y aceleración con la que avanza la IA, señalando que las estrategias definidas incluso hace un par de años podrían haberse vuelto obsoletas. Por lo tanto, es crucial que estas iniciativas se doten de mecanismos ágiles de actualización, flexibilidad y adaptación.

En el ámbito empresarial, las compañías catalanas han comenzado a aplicar herramientas de IA tanto internamente como en su relación con los clientes. Sin embargo, el autor sugiere que aún queda mucho por hacer en términos de una visión más estratégica y transformadora.

En el ámbito social y laboral, han surgido temores y resistencias al cambio. Marin menciona ejemplos como la traducción automática de idiomas y la sustitución de la mano de obra en varios sectores como factores que generan alerta y rechazo. A pesar de esto, el autor enfatiza que la IA ha venido para quedarse y que es difícil limitar su desarrollo en el contexto geopolítico actual.

En resumen

El artículo de Jordi Marin ofrece un análisis detallado del impacto de la IA en Cataluña, destacando la necesidad de una gobernanza efectiva y estrategias ágiles para adaptarse a este fenómeno disruptivo.

*** Información extraída del artículo original: La intel·ligència artificial i el seu impacte a Catalunya, per Jordi Marin, publicado en Via Empresa ***

.
.
.
.