El acuerdo más loco de la historia de Silicon Valley / Twitter & Elon Musk

Era una tarde fresca a fines de marzo en San José, California.

Se había organizado una reunión apresuradamente en un Airbnb para recibir a la persona más rica del mundo.

La reunión era muy importante para Twitter. Elon Musk se había convertido recientemente en el mayor accionista de la empresa. Ahora se hablaba de que quería unirse a su junta directiva.

Cuando el presidente de Twitter, Bret Taylor, llegó allí lo que encontró no era exactamente lo que esperaba.

Este «lugar gana por ser el sitio más extraño en el que he tenido una reunión recientemente», escribió en un mensaje de texto a Musk, según se publicó posteriormente.

«Creo que estaban buscando un Airbnb cerca del aeropuerto y hay tractores y burros», le dijo.

Sin embargo, el encuentro transcurrió de maravilla.

Unos días después se anunció que Musk se uniría a la junta directiva de Twitter.

Eso fue solo el comienzo. Durante los próximos seis meses se vería una de las transacciones más locas en la historia de Silicon Valley.

A principios de abril, Musk parecía contento con su puesto en la junta directiva de Twitter y tuiteaba regularmente sobre cómo podría cambiar la empresa.

Sin embargo, las reuniones privadas entre él y el director ejecutivo de Twitter, Parag Agrawal, no habían ido bien. Los dos no estaban de acuerdo sobre cómo arreglar la plataforma. Musk se frustró.

Se dice que le envió un mensaje de texto a Taylor diciendo: «Arreglar Twitter chateando con Parag no funcionará. Se necesita una acción drástica».

«Tómalo o déjalo»

El 14 de abril, el multimillonario declaró públicamente que quería comprar Twitter, con todo incluido.

Ofreció US$44.000 millones por Twitter en una oferta de tómalo o déjalo.

La junta de la empresa inicialmente rechazó la oferta. Pero después hubo otro cambio de opinión (no fue el primero en esta historia).

La junta de Twitter decidió que, después de pensarlo mejor, aceptarían el trato y el 25 de abril anunció que había aceptado la oferta.

«Síiiiii», tuiteó Musk.

Musk argumentó que Twitter había perdido el rumbo. Dijo que Twitter había restringido con demasiada frecuencia la libertad de expresión y, siendo «la plaza pública» del mundo, necesitaba colocar la libertad de expresión por encima de todo.

Las semanas y meses posteriores al acuerdo se produjo la caída de las acciones tecnológicas y el valor de Twitter también disminuyó. Pronto, muchos analistas comenzaron a cuestionar si Musk había pagado de más por Twitter.

Públicamente, el empresario comenzó a plantear una pregunta diferente: ¿cuántas cuentas reales había en Twitter?

El multimillonario, clasificado por Forbes y Bloomberg como la persona más rica del mundo, con un patrimonio neto de alrededor de US$250.000 millones, se había quejado durante años sobre la cantidad de bots en la plataforma.

Después de que aceptaran su oferta, pidió repetidamente a Twitter que proporcionara datos sobre cuántos usuarios reales tenía.

Los ejecutivos de Twitter compartieron su cifra de que menos del 5% de los usuarios activos diarios, según estimaciones de cuentas seleccionadas al azar, eran bots. Esto pareció enfurecer a Musk.

Después de un largo hilo de Twitter de Agrawal, explicando cómo la compañía había alcanzado esa cifra, Musk respondió con el emoji de un excremento.

Retiro de la oferta

El trato se estaba desmoronando. No del todo inesperado, el 8 de julio, Musk anunció que quería retirarse del acuerdo.

¿Estaba tratando de obtener un mejor precio para la empresa o realmente se estaba alejando? Fue difícil decirlo.

Twitter no lo aceptó. Argumentó que el acuerdo de Musk para comprar la compañía era legalmente vinculante y que deshacer el trato no era una opción.

Con abogados muy costosos en ambos lados, se fijó una fecha en la corte en Delaware para el 17 de octubre para decidir si Musk se vería obligado a comprar la compañía.

En documentos judiciales, Twitter argumentó que le había dado a Musk amplia información sobre cuántos usuarios reales tenía.

Musk argumentó que Twitter podría tener muchos más bots de los que había afirmado públicamente, e incluso acusó a la empresa de fraude.

La crítica pública estaba perjudicando a Twitter. El proceso también se estaba volviendo inmensamente molesto en la sede central de la red social.

A algunos empleados les encantó la idea de que Musk se convirtiera en su director ejecutivo.

Muchos otros, en privado, y algunos en público, dijeron que su compra sería un desastre para la moderación de contenido y los objetivos más amplios de la empresa.

Entonces, cuando Musk, Twitter, el juez y los periodistas se estaban preparando para lo que parecía un caso judicial inevitable, ocurrió otro giro notable.

De la nada, después de hacer todo tipo de acusaciones contra Twitter, Musk anunció repentinamente que el trato estaba de vuelta….

(Recorte de prensa / Clipping)
Continúa leyendo la noticia completa original de este recorte en BBC


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