La pandemia nos ha acostumbrado a las videocalls. Cada día nos reunimos con gente de aquí y de más allá a través de una cámara y un micrófono.
Pero lo que no puede ser -o no debería ser- es que también nos acostumbremos a hacerlas mal:
- Fondos inadecuados
- Iluminación insuficiente
- Ruidos de fondo
- Vestimenta too much casual
- Imagen de video con poca definición y mal enfoque
- Sonido lejano y con eco de la habitación