CHUS BLASCO / Si quieres algo, haz que suceda

¿Por qué deberías tener un Plan?

“Tick, tick, BOOM” es la película basada en el musical autobiográfico de Jonathan Larson, que se ha estrenado este mes. El sonido de las agujas de un reloj que avanza haciendo tic tac tic tac, representa que el tiempo transcurre muy rápido. En la trama, se acerca el 30 cumpleaños de Larson, quien lo vive con angustia después de pasar años escribiendo el que espera sea su gran musical. Son los días previos a una función decisiva para él, y los acontecimientos le llevan a sentir una enorme ansiedad. Se pregunta si su sueño merece la pena. Me ha cautivado como película. Me ha dejado reflexionando en la pregunta que cualquier persona debería plantearse: ¿qué deberíamos hacer con el tiempo que tenemos?

 

El peligro de procrastinar

Procrastinar tiene consecuencias. Si no pones el futuro en tu agenda, el calendario te pasa por encima. Porque el tiempo pasará igualmente, tanto si eres consciente como si no. Tic, tac, tic, tac. No lo puedes retener. Si no lo usas, lo pierdes. Las personas con un impulso creador, como Larson, sienten esa fuerza interior que les empuja a no dejar de crear. No pueden dejar de hacer lo que tienen que hacer. No procrastinan porque no pueden parar. El resto, tenemos que esforzarnos más para tomar conciencia del tic tac.

Los que dirigimos nuestro propio negocio, nos dedicamos a hacer que pasen cosas. Tenemos que luchar cada día contra el peligro de procrastinar y contra los obstáculos que nos impiden ocuparnos de lo que hay que hacer. Lo que tenemos que hacer depende de lo que queremos conseguir (nuestras aspiraciones), y también de lo que queremos proteger (¡ay, nuestros miedos!). La vida es lo que nos pasa mientras estamos luchando entre ambos límites.

 

Poner objetivos a las aspiraciones

Tener un plan nos ayuda a no procrastinar. Planificar es la metodología que define los pasos que hay que seguir para conseguir un objetivo. Es una acción racional de anticipación que la mayoría de las personas no hacen en relación con su vida profesional. No eligen lo que quieren que pase. No es por falta de método o de tiempo, sino por inercia. Es una forma de no enfrentarse a su miedo al futuro. Es un problema común, porque el cerebro está programado para protegernos de los riesgos. Cuando hay incertidumbre, la acción de planificar te enfrenta a preguntas que no tienen respuesta clara. No está disponible la información que te explique exactamente qué pasará. El cerebro detecta rápidamente los riesgos, y envía señales de alerta mediante emociones que nos hacen sentir angustia y miedo. Para evitar sentirnos mal, renunciamos a nuestras aspiraciones y descartamos nuestros planes.

 

Beneficios de planificar

Los que hacemos que pasen cosas, necesitamos planificar. Es imprescindible para hacer aflorar nuestros miedos y enfrentarnos a ellos. No se trata de que seamos ingenuos, sino de que miremos al futuro con esperanza. Cuando hemos decidido seguir progresando y evolucionando, tenemos que olvidarnos de las excusas y asumir nuestra responsabilidad.

Planificar es decidir hoy el futuro que quieres que suceda. Planificar es la acción que te permite, además:

  1. Convertir metas ambiciosas en objetivos asumibles.
  2. Orientarte a conseguir tu propósito. Si no sabes adónde vas, seguro que no vas a llegar.
  3. Enfocarte en las prioridades correctas. En lugar de seguir un manual, se trata de que evalúes qué es esencial para ti y qué vas a tener que descartar.
  4. Ganar seguridad, porque reduces de forma drástica lo que estás temiendo. No hay nada que provoque más miedo que la incertidumbre permanente.
  5. Definir distintos escenarios posibles que anticipen las alternativas que puedes plantearte.
  6. Medir tu progreso. Cuando tienes un plan, puedes comparar tus expectativas con la realidad de lo que estás consiguiendo. Será un incentivo importante para mantener tu compromiso.
  7. Marcarte horizontes temporales claros que te acerquen a lo que quieres, y que te permitan relajarte con el ritmo al que lo irás consiguiendo.

Las aspiraciones y los sueños son más inspiradoras que nuestros miedos. Pero nuestras aspiraciones no se convertirán en realidad sin un plan. Para empezar, puedes hacerte esta pregunta: ¿qué harías si no tuvieras restricciones de tiempo, dinero o energía? Crecer profesional y personalmente no se acaba nunca, si así lo decides.

No tendrás claridad sobre tu estrategia hasta que no sepas a dónde quieres ir. Tener un Plan te ayudará a marcar tus prioridades, ser consciente de tus límites y del camino que quieres recorrer. ¿Qué vas a hacer con el tiempo que tienes? Cuando tienes objetivos que te importan, en lugar de encontrar excusas, buscas soluciones. Ponte en marcha en la dirección deseada, asumiendo que el camino no será una línea recta. Asegúrate de que estás dando los pasos que van a llevarte hacia allí. Si quieres algo, haz que suceda.

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