Cerco a la contaminación acústica en Bélgica

Coches a toda velocidad, ruidosos tubos de escape y vehículos haciendo rugir su motor.

Esta es la norma, y también una molestia, para los vecinos de esta zona residencial cerca del centro de Bruselas. Sally es una de las vecinas afectadas y explica que a veces se despierta «asustada en medio de la noche» por los ruidos que llegan de la calle«__Es muy estresante y me preocupo por mis hijos», relata a Euronews. Asegura que avisa a «la policia» aunque «lamentablemente» para ella «obviamente no es su prioridad».

Pero Sally no es la única. Según la OMS, 113 millones de personas en toda Europa sufren un ruido superior a los 55 decibelios causado por el tráfico diurno y nocturno.El ruido no solo causa trastornos del sueño y estrés, sino también pérdida de audición, tinnitus y enfermedades cardíacas.

La UE ya tiene una legislación del año 2002 para evitar la contaminación acústica, pero debe respetarse y renovarse. «La Organización Mundial de la Salud presentó unas directrices en 2018 que proponen nuevos límites para el ruido y definen un nuevo límite nocivo para el ruido. Lo que necesitamos ahora es una actualización de la directiva sobre ruido ambiental», reclama Heather Brooks de Eurocities.

El ruido también es un problema en la ciudad de Gante, en el noroeste de Bélgica. Pero allí, para solucionarlo, el consistorio tiene un plan. A los conductores que infrinjan los límites de ruido se les confiscarán sus vehículos durante al menos 72 horas y deberán pagar la grúa y el estacionamiento. Las protestas de los vecinos inspiraron al alcalde, Mathias de Clerq, a proponer esta nueva regulación. «__No tengo nada en contra de se conduzcan los coches, pero hay que tener un buen comportarmiento y no aterrorizar a la gent, por que sucede la mayor parte del tiempo de noche. Y es muy importante que nuestros ciudadanos puedan dormir bien», defiende de Clerq.

Mientras tanto ha empezado a circular en Bruselas una petición para que los políticos se interesen por la contaminación acústica. Pero por ahora, los coches y las motos siguen campando a sus anchas en la capital de la UE.

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