Sam Altman, líder detrás de ChatGPT, ha iniciado un proyecto llamado Worldcoin a través de su empresa Tools for Humanity, con el objetivo de crear la mayor base de datos biométrica del mundo mediante el escaneo del iris. Esta tecnología no solo busca demostrar la humanidad de los individuos sino también asociarles una identidad digital mediante un pasaporte llamado World ID, vinculado al monedero de una criptomoneda denominada Worldcoin. Este esfuerzo se ha manifestado físicamente en más de 14 centros comerciales en España, donde se han colocado esferas metálicas para realizar el escaneo.
El atractivo principal para los participantes parece ser financiero, ya que antes de su lanzamiento, Worldcoin incentivó a personas en países del Sur Global con diversas recompensas por permitir escanear sus iris. A pesar de los incentivos, han surgido preocupaciones sobre la autenticidad y legalidad de estas actividades, así como dudas sobre la privacidad y el consentimiento informado de los usuarios, especialmente en contextos donde los términos de cesión de datos no se han traducido a idiomas locales.
Altman sugiere que World ID y Worldcoin serán esenciales en un futuro dominado por la inteligencia artificial, donde se anticipa la necesidad de una renta universal para los humanos desplazados económicamente por la automatización. Sin embargo, la filantropía detrás de este proyecto se ve complicada por su registro en las Islas Caimán, un conocido paraíso fiscal, lo que plantea preguntas sobre la verdadera intención detrás de la iniciativa.
La recolección de datos biométricos, particularmente inmutables como el iris, presenta un potencial considerable para el abuso, dado que permite la identificación remota de personas sin su consentimiento. Este proyecto también revive el debate sobre el colonialismo digital, especialmente en cómo las tecnologías se implementan en países en desarrollo sin consentimiento explícito, a menudo con el pretexto de la filantropía.
A pesar de las promesas de privacidad y seguridad, las autoridades en varios países han expresado su escepticismo y, en algunos casos, han prohibido las actividades de registro de Worldcoin, subrayando la necesidad de una mayor transparencia y regulación en la recolección y uso de datos biométricos a escala global.
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