Integrar la IA en la educación es más eficaz que confiar solo en la regulación.

A medida que la inteligencia artificial (IA) evoluciona rápidamente, la educación debe ser una prioridad para gestionar sus riesgos. Fomentar el pensamiento crítico e integrar herramientas de IA en la educación es esencial para abordar los desafíos que plantea la tecnología.

En un mundo cada vez más influido por la inteligencia artificial generativa (Gen-AI), el debate sobre cómo gestionar sus riesgos se intensifica. Aunque la regulación suele proponerse como una solución, Aaron Kalman sostiene que la educación debería estar en primer plano. La capacidad de pensar críticamente, adaptarse y aprender será crucial a medida que la IA siga transformando nuestras vidas. La educación fomenta la vigilancia y el compromiso proactivo, capacitando a las personas para mantenerse informadas sobre los avances de la IA y los posibles riesgos. Además, integrar herramientas de IA en la vida cotidiana, desde las escuelas hasta los lugares de trabajo, prepara a las futuras generaciones para un mundo impulsado por la IA. Si bien las regulaciones como la Ley de IA de la UE son importantes, podrían no estar a la altura del ritmo acelerado de los avances tecnológicos. La educación, en cambio, ofrece un enfoque más sostenible para gestionar los riesgos de la IA al promover un uso responsable y aprovechar los beneficios que aporta esta tecnología.

*** Información extractada del artículo original publicado en The Jerusalem Post***

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